jueves, 7 de febrero de 2013

Las cuatro estrellas de Uruguay

Debido al recientemente enfrentamiento entre las selecciones de España y Uruguay en Catar, muchos habéis preguntado acerca de las cuatro estrellas que lucen los jugadores celestes en su escudo. Para ser un país de apenas tres millones de habitantes, este país sudamericano ha dado a lo largo de la historia muchísimos jugadores de gran talla mundial, habiendo dado guerra en las competiciones internacionales. 

Para empezar, sobre la selección uruguaya recae el honor de haber sido la primera campeona mundial de la historia, venciendo en la final a Argentina, en el mundial celebrado en su país en 1930. Aquí se justifica la primera estrella. Muchos podéis pensar en que en el primer mundial no participaron todas las selecciones potentes del mundo, pero no es menos cierto que Uruguay era la mejor selección del momento. Veinte años después, y tras el parón obligado debido a la II Guerra Mundial, el campeonato más importante a nivel de selecciones volvía a disputarse, con Brasil como sede. La canarinha se presentó con el mejor equipo posible, y todo hacía presagiar que el anfitrión se erigiría en campeón.

Pero para eso estaba la selección charrúa, para amargar la fiesta, y en un Maracaná lleno hasta la bandera, Schiaffino primero y Ghiggia después, le dieron la vuelta al tanto inicial brasileño. Con este gol, el jugador uruguayo silenció a casi 174.000 personas en lo que se comenzó a conocer como Maracanazo. Aquí encontramos la explicación a la segunda estrella. ¿Cómo puede ser que, sin haber ganado un mundial más, Uruguay luzca dos estrellas más en su escudo?

Pues la respuesta es muy sencilla. Antes de la disputa del primer mundial en el año 1930, el máximo torneo por selecciones eran los JJOO (nada que ver con el papel que tiene el fútbol como deporte olímpico en la actualidad), y Uruguay era la dominadora mundial, habiendo conseguido los entorchados en París 1924 y en Amsterdam 1928. Por ello, los uruguayos defienden que los Juegos equivalían a un mundial, por lo que pusieron esas dos estrellas más en el escudo. Además, a título de curiosidad, el gol olímpico se bautizó como tal porque el argentino Onzari lo anotó ante los campeones olímpicos, que en este caso era Uruguay, en 1928.


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