La Eurocopa del año 1992 fue una de las más sorprendentes de toda la
historia del torneo. ¿Por qué? Pues porque a falta de diez días para el final
la futura campeona estaban de vacaciones sin saber que iban a poder disputar el
campeonato. Esto se debió a que Yugoslavia, que se había clasificado como
primera de su grupo, quedó excluida para la disputa del torneo a causa de la
Guerra de los Balcanes, siendo sustituida por la segunda selección clasificada
en ese mismo grupo, Dinamarca.
La selección danesa se lo tomó un poco de relax, incluso llevando los
jugadores a sus mujeres al lugar de concentración. Todo hacía presagiar que la
interrupción de las vacaciones iba a ser por un corto período de tiempo, ya que
la preparación no había sido la idónea, y que pronto volverían a disfrutar del
calor de las playas. Y más viendo cómo fueron los dos primeros partidos: un
inesperado empate sin goles contra Inglaterra (autoproclamada como una de las
grandes favoritas) y una derrota justa contra la anfitriona Suecia por 0-1. Ya
tenían preparadas las maletas para seguir con el descanso y el relax cuando el
equipo danés derrotó a una de las favoritas, Francia, por 1-2. Habían
conseguido pasar a semifinales, donde esperaba la actual campeona de Europa,
Holanda. Ahora tocaba disfrutar y que pasase lo que tuviese que pasar.
El partido contra Holanda fue duro, acabando con empate a dos goles.
Tocaba jugar una prórroga, donde la falta de preparación física parecía que iba
a decantar el partido del lado oranje,
pero nada más lejos de la realidad. Al término de los 120 minutos el partido
seguía igual, y fue en la tanda de penaltis donde apareció el gran Peter
Schmeichel para detener el lanzamiento de Marco Van Basten y clasificar a
Dinamarca para la gran final continental.
Llegados a este punto era todo un éxito lo conseguido, de hecho era la
mejor clasificación de Dinamarca en toda su historia. Y en la final esperaba
Alemania. El once era el formado por Schmeichel, Olsen, Nielsen, Piechnik, Christofte,
Larsen, Jensen, Sivebaek, Vilfort, Povlsen y Laudrup. El partido acabaría
siendo recordado como “El milagro de Göteborg”, ya que el partido acabó con 2-0
con goles de Jensen y Vilfort. Schmeichel mantuvo su portería a cero, y fue
designado como uno de los mejores jugadores del campeonato. La campeona era la
menos esperada y la menos preparada. Por ello, ha sido el título que mejor
sabor de boca ha dejado, no sólo en el país campeón, sino también en el resto
de Europa. El lema danés “We are red, we
are white, we are danish dynamite” siempre sera recordado por los
aficionados al fútbol, en especial los del país nórdico.
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