El ciclismo es un deporte que siempre ha dado
numerosos éxitos a lo largo de la historia para nuestro país. Desde Bahamontes
y Ocaña hasta Contador, pasando por el más grande de nuestros ciclistas, Miguel
Indurain. Siempre nos han hecho saltar de nuestros sillones en las sobremesas,
sobretodo las del Tour de Francia, aunque en el Giro de Italia Indurain y
Contador han salido triunfantes, y Joaquim Rodríguez casi lo logra en la pasada
edición. A todo hay que sumar la cantidad de Vueltas a España que nuestros
corredores se han llevado, llegando a perder la cuenta.
A eso tenemos que unir los éxitos alcanzados
en los Mundiales, siendo aquí óscar Freire nuestra mayor referencia, con hasta
tres títulos en la prueba de ruta. Aunque hombre como Indurain en contrarreloj,
y Olano y Astarloa en ruta también ganaron el ansiado oro mundial. Son muchos
los nombres que aparecen cuando hablamos de ganadores en nuestro ciclismo, en
todas las especialidades, ya sean escaladores o contrarrelojistas, todos han
triunfado desde siempre.
Pero hay una competición en la que nunca
habíamos conseguido ni siquiera una medalla. Y estamos hablando de la
competición por excelencia en el mundo del deporte, los Juegos Olímpicos. Es
cierto que en las pruebas de contrarreloj Indurain se alzó con el oro en una
carrera impecable, y Olano con la plata en ese mismo día. Pero en la prueba de
ruta habíamos corrido suerte dispar. Siempre somos favoritos, pero algo pasa
que nunca se podía alcanzar los objetivos, como ocurrió en la prueba de Atenas,
donde faltó la suerte. Todo hasta que llegó Pekín 2008. Freire partía como gran
favorito, aunque el resto de nuestro equipo tenía que trabajar duro para lograr
el ansiado metal por parte del cántabro. A todo ello se une un hándicap. Es muy
difícil controlar una carrera en los Juegos, ya que los equipos constan de seis
corredores, en vez de nueve, con lo que se favorecen las escapadas. De hecho
Freire intentaba progresar para ganar la prueba, pero pasaban los kilómetros y
la escapada no era neutralizada. Pero ahí llevábamos una baza que a priori no contábamos
con ella, pero que conforme avanzaba la prueba iba cogiendo más peso, Samuel
Sánchez. Como había que evitar un sprint final si queríamos la medalla, Samu
arrancó a falta de pocos metros y cogió una ventaja que acabaría siendo
definitiva. Nuestro Samuel Sánchez se convertía en el primer ciclista español
en conseguir una medalla de oro en la prueba de ruta. Por fin. Ya habíamos
cubierto lo que nos faltaba.
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